martes, 23 de febrero de 2010

sábado, 20 de febrero de 2010

VETUSTA MORLA - Al respirar

las vueltas que da la vida...

POR 10 CENTÍMETROS DE TRASERO (¿Esta chica está "gorda"?...nooooo!!!)

Por diez centímetros quisieron dejarla fuera. Diez centímetros que no podía rebajar salvo que se cortara los huesos de la cadera y disminuyera las posaderas. Y la guapa caleña no sólo no se amilanó por ese mínimo exceso sino que llevó su caso a los tribunales y salió triunfadora.
Ahora es la favorita del pueblo cartagenero, por la bulla que montó para hacer valer sus derechos y por su desparpajo al defender que su cuerpo representa al típico de sus compatriotas, algo más anchas que el famoso 90-60-90 con que sueñan las jóvenes de esta nación que quieren coronarse reinas.
Diana María Salgado, 24 añitos bien aprovechados, 1.78 de estatura y 90-64-102 de medidas, ganó el concurso de belleza en su patria chica, Valle del Cauca, para aspirar este mes al premio gordo: Señorita Colombia, equivalente a nuestras misses. Una competencia que aquí dura un par de semanas, la siguen día a día los noticieros, y tiene lugar en Cartagena de Indias.
A la niña Salgado le obligaron a presentar su renuncia alegando "problemas médicos". Ella agachó la cabeza y guardó silencio. Pero dio con un abogado de políticos en problemas y gentes de la farándula, Abelardo de la Espriella, que le convenció para emprender la batalla.
"Esa noche (la del reinado en el Valle) le advertimos que era una niña 'nalgona' y se le habló de la posibilidad de que hiciera ejercicio para que disminuyera el culo", contó el periodista Gustavo Álvarez, miembro del jurado. Él mismo reconoció que la escogieron pese a su "nalgatorio prominente".
La chica siguió el consejo y se lanzó a un entrenamiento olímpico, de sol a sol, para bajar el trasero y ajustar las caderas. Pero el organismo que regula la beldad de las mises, Combelleza, que de todo hay en la viña del señor, no debió considerar el esfuerzo suficiente y le dio la patada con el consabido comunicado falso.
Al parecer, la chica no sólo no bajó sino que llegó a los 110 centímetros de ancho de babor. Por fortuna para ella todo le salió de perlas y ahora camina embalada hacia el primer puesto aunque las otras competidoras no se quedarán quietas y darán la pelea.
El minúsculo escándalo farandulero ayuda a distraer la atención de otros profundos y graves que causan enormes perjuicios sociales. Cada mes de noviembre el país se vuelca, aunque cada vez en menor medida, con las candidatas a enfundarse la banda del Reinado Nacional de Belleza. Los hay, como esta servidora, que siguen pensando que es un concurso deplorable a extinguir que sólo fomenta el machismo y la estulticia femenina. Pero muchos otros creen que no hace daño a nadie sino que ameniza los telediarios, alegra la vista tanto a hombres como a señoras, incentiva la cirugía estética, que es un sector que también tiene derecho a la supervivencia, ayuda a las mujeres que sueñan con ser actrices o modelos y fomenta tanto el cotilleo como el turismo de Cartagena. Que así sea.